lunes, 24 de enero de 2011

Homo, homini lupus (El hombre es un lobo para el hombre)


Otra vez tomando frases prestadas de tipos que hace tiempo pasaron por un mundo mucho menos comunicado, mucho menos globalizado, muchos menos interrelacionado y sin embargo aquel mundo de hace siglos hoy se repite casi al dedillo.

Thomas Hobbes, el autor de la cita que da título a este post nos cuenta en su principal obra, Leviatán, como la humanidad ha vivido en un estado de “guerra de todos contra todos”, una situación en la que el ser humano busca sobrevivir por cualquier medio, incluso si es preciso se llevará por delante la vida de quien haga falta.

¿Y por qué suelto todo este coñazo que más bien parece una clase de Historia de las Ideas Políticas de segundo de Ciencias Políticas?

El otro día estaba visitando uno de los bancos comunales que participan en el proyecto en el que estoy trabajando, expliqué todo el proyecto a aquellas señoras que me miraban con caras de medio sorpresa, medio desconocimiento. Terminé de hablar yo y les dije que me repitieran los cinco puntos que tiene el proyecto (Capacitación, Crédito, Brigadas de Salud, Comités Barriales y Guías Comunitarias de Salud) y efectivamente, no hubo que repetirlo mucho más, tenían claro que quería participar en esas cincos cosas, que casualmente era lo que ellas habían estado reclamando desde hacía algún tiempo. Si cuando un diagnóstico previo se hace es por algo, pensé yo en ese momento.

El siguiente paso es ir recorriendo cada uno de los negocios – casa de las socias. Me explican cómo invierten el crédito que han recibido, a quienes venden, qué registros llevan, o mejor dicho que no registros tienen … en general hacerme un poco a la idea de en qué situación se encuentran. Y por supuesto, no se les olvida decirme que ellas lo que quieren es “poder acabar el bachiller”.

Después de todo este periplo, con el lodo por las rodillas, volví a la oficina a sistematizar toda la información que había recogido. Y de repente llegó la directora del banco, para presentarme a una vecina.

Llegó una señora muy mayor, con 3 niños que podrían ser sus nietos o mejor dicho sus biznietos. Ella de casi 90 años, ellos de 11, 12 y 13 y cada uno de un “padre” diferente. Me contó la historia de por qué ella se había hecho cargo de esos 3 niños. Se le llenaron los ojos de lágrimas, me dijo que temía cuando ella se muriera por quien se iba a hacer cargo de ellos … y por último me recordó lo que no habían cenado en Nochebuena y los maduros (plátano asado) que les habían regalado para la cena de Año Nuevo.

La madre de estos 3 niños había desaparecido hacía 2 años “se fue a hacer unas cosas y no ha regresado”, abandonó a sus hijos como ella había sido abandonada en la puerta de la casa de esta señora, que la educó y la crió como su hija y ahora cría y educa a los hijos de ésta como si fueran sus nietos. Ahí el lobo que es el hombre, que es capaz de llevarse por delante incluso a quien ha salido de su interior … y a la vez, el corazón que es el hombre, que es capaz de acoger una y hasta dos veces a un semejante quitándose de vivir una vida mejor. Pero esto último no ha sido lo que he tenido en la cabeza estos días.

Lo he comentado con muchas personas, por el chat o con una cerveza por delante, y no he dejado de darle vueltas a como esta señora, que lleva toda su vida sufriendo, ahora ni siquiera sus hijos la aceptan porque “ella se lo ha buscado al hacerse cargo primero de esa mujer y ahora de esos niños”.

Y después de todo esto … “que paren el mundo, que yo me bajo”

Salud.